Es italiano. Es fanático de los graffitis y de la animación al mismo tiempo. Se hace llamar Blu. El año pasado estuvo en Buenos Aires, se puso en contacto con artistas callejeros locales, dejó su marca en muchas paredes de la ciudad y se volvió a Europa con el material en bruto de lo que hace apenas diez días acaba de subirse a YouTube con el título de Muto: con el complemento de algunas paredes de Baden (en el sur de Alemania), obviamente pintadas y fotografiadas sin cesar por Blu, más el aporte musical de un tal Andrea Martignoni, la asistencia de Sibe y la producción de Mercurio Film, uno de los cortos más originales en lo que a animación callejera se refiere, si es que hay antecedentes. Su última obra, Muto, es técnicamente un tour de force (una proeza) y espeluznante animación que abre los ojos. No sólo trabajó en el incomodísimo entorno de una vereda, sino que además siempre dependió de ir registrando un solo fotograma por vez, sin ninguna posibilidad de retrabajar lo que ya se había hecho o programar variantes: una vez que el fotograma había sido registrado, el trabajo quedaba inmediatamente destruído. Increíble”.
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Eugenio Recuenco es uno de los fotógrafos más creativos de España. Su estilo ya ha sido definido “cinematográfico” por Versace y es favorito entre muchos directores de arte y creativos de agencias de publicidad. Instalado en Madrid las fotografías de Recuenco ha recibido numerosos premios y trabajado con las más prestigiosas marcas. Dice que no ilumina, sino que alumbra los escenarios para sus fotos, de ahí que a veces tengan un carácter un tanto oscuro. También presume de no tener un portofolio de chicas desnudas y se queja de quien le acusa de utilizar demasiado el “retoque”
Te espero cuando la noche se haga día, suspiros de esperanzas ya perdidas. No creo que vengas, lo sé, sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere, sé que las noches son más frías, sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti. Sé que el día de pronto se te hace noche: sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices, sé que soy un idiota al esperarte, pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche: tu allá, yo aquí, añorando aquellos días en los que un beso marcó la despedida, quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así. Cuando el día se me hace de noche, y la luna oculta ese sol tan radiante, me siento sólo, lo sé; nunca supe de nada tanto en mi vida, solo sé que me encuentro muy sólo, y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así, nunca mi intención ha sido ofenderte. Nunca soñé con quererte, ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto, mi vida se acorta pues no te llevo dentro. Mi esperanza de vivir eres tu, y no estoy allí. ¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás... ¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti? Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí, porque todas las noches me torturo pensando en ti. ¿Por qué no sólo me olvido de ti? ¿Por qué no vivo sólo así? ¿Por qué no sólo...?